Uyuni

Hay sitios que por mucho que te cuenten, por mucho que hayas visto videos y fotos, cuando los ves por primera vez te sorprenden y superan todo lo imaginado. Me pasó hace años con el Perito Moreno y me ha vuelto a pasar ahora con el Salar de Uyuni y su famoso espejo.

Llevo una semana en Uyuni y aún no había entrado en el Salar. Obviamente la idea era entrar en moto, pero con el hombro como lo tengo y que aún no he mirado los posibles daños de Paraguaçu, así que la opción era un tour. Tours al salar hay para todos los gustos: tienes la opción de ver amanecer en el salar, sales sobre las 3h y regresas a las 8h; tienes la opción de un full-day en el salar, sales a las 10h y regresas a las 16h viendo el cementerio de trenes, el mercado de artesanías de Colchani, almorzando en el hotel de sal (banderillas y monumento al Dakar)  y llegando a la isla Incahuasi en época seca o entrando sólo un poco más en el salar si hay mucha agua; tienes la opción de sumarle el atardecer a la opción anterior volviendo sobre las 19h; tienes la opción de hacer un atardecer con algo de estrellas, de 16h a 21h; o tienes la opción de hacer lo que quieras, ya sea contratando un tour privado o haciendo un grupo e imponiendo los horarios.

Aunque mi idea inicial era hacer un amanecer y luego un full-day, el tiempo no está  acompañando y ha estado nublado o lloviendo desde que llegué con Paraguaçu. Pero no hay más fechas, tengo ganas de recoger y volver a la carretera. Aunque la previsión era de lluvia al mediodía, finalmente me decidí por un full-day pillado a última hora que resultó incluir el atardecer.

Lo malo de ir en tour, es que todos hacen la misma ruta y el mismo horario, con lo que cuando llegas al cementerio de trenes no queda una sola locomotora sin alguien subido encima. Uyuni fue la entrada del ferrocarril a Bolivia, conectándola con Antagofasta a finales del XIX. El potencial en las minas de plata de la región hizo crecer el ferrocarril, pero acabada la plata, Uyuni sólo se quedó con las antiguas locomotoras y vagones abandonadas a las afueras de la ciudad.

La siguiente parada es totalmente prescindible. Se va al mercado de artesanías de Colchani donde encuentras lo mismo que en todas partes solo que con más turistas y seguramente con precios más altos.

Por fin el salar! La entrada es algo complicada. Hay ojos de agua, algunos bastante grandes que te pueden dejar varado como te metas en uno. Pasados estos primeros metros, el salar esta más o menos seco: no se ve agua ni hay ojos, aunque la sal esta húmeda. Es espectacular circular por el salar, una inmensidad blanca de la que necesitas una referencia o un gps para no perderte. Es una sensación como que avanzas pero a la vez estas parado; el horizonte donde habías fijado la vista se acerca y se aleja de nuevo dando sensación de mareo. Perderse a estas horas es complicado por eso, todos los coches hacen la misma ruta hacía el hotel de sal. Hoteles de sal hay muchos a la puerta del salar, pero esté es el que esta en medio, donde está la estatua del Dakar y las famosas banderitas. Tiene habilitado un comedor con infinidad de mesas que cada tour reserva (y paga) pero hay más tours que mesas, así que probablemente te tocará esperar turno para comer. Después de comer nos adentramos un poco más en el salar, buscando algo de agua y con ella el famoso espejo. Después de una primera parada donde yo ya veía un espejo alucinante, nos metemos un poco más. Hay más agua y el espejo es totalmente increíble. Ademas el resto de tours deben haber ido en otra dirección y estamos solos. Todo lo que alcanza la vista es un espejo donde las pocas nubes que hay se reflejan. Parece que camines sobre el cielo. Aunque aún queda bastante para el atardecer, está decidido: nos quedamos aquí a ver la puesta de sol!