Transfagarasan

Origen: Curtea de Arges (09:56h)           
Destino: Alba Iulia (19:35h)
Km: 271.2         Tiempo: 4:59     Consumo: 4.8 l/100Km
Alojamiento: Hotel Cetate 140 RON

La mejor carretera del mundo segun Jeremy Clarkson ahí es nada! La verdad que soy algo escéptico pero si esta es mejor que las que llevo hasta ahora en Rumanía puede ser la bomba!

De entrada lo primero que me encuentro es con el castillo Poenari: un castillo medio en ruinas en lo alto de una montaña. No se le aprecia nada en especial desde la carretera, pero este sí, este es el castillo de Vlad el empalador, el conde Drácula! Aunque el GPS me dice que hay opcion de subir con la moto, no soy capaz de encontrar el camino y subir a pie no es una opción.

La transfagarasan es la carretera DN7C que va de Sievi a Pitesti y la verdad es posiblemente la carretera más impresionante por la que haya circulado. Yo la he hecho de sur a norte, haciendo los tramos más espectaculares de bajada. Seguramente lo ideal es hacerla en ambos sentidos por qué la subida al lago Bâlea por la cara norte ha de ser espectacular. No había llegado tan lejos yo y estaba extasiado, dudando si enlazar las curvas o pararme en cada una de ellas para sacar una nueva foto. Y en una de esas, una esplanda se abria paso a la salida de la curva, al borde de un riachuelo y yo que no suelo parar a comer sentado en estos viajes en moto, decido aprovechar el hornillo y que aun me queda cus-cus para comer ahí. Que regalazo! Aunque dos curvas más adelante había un tipo vendiendo embutido, cerdo ahumado, pan y quesos. Si lo sé me monto el hornillo ahí a su vera!

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Después de la enesima parada a hacer fotos, un tunel comunica ambos lados del pico y, al reves que me pasó en la punta olímpica, entré con un solazo y salí con una niebla espesa: me iba a quedar sin las vistas que todos buscan. Después de comprar las pegatinas para la maleta de rigor empiezo la bajada y por suerte, despues de dos curvas, la niebla levanta y permite ver el espectáculo que es la transfagarasan. Rumaní me lleva regalando unos días increibles en moto, pero lo de hoy es de otro mundo.

Extasiado aún por la increible experiencia que ha sido la transfagarasan, pongo rumbo a Alba Iulia. El tráfico llegando a Sibui es notable, con lo que decido no entrar  y perderme los tejados que te miran y ver sólo alguno a las afueras sin bajar de la moto. A Alba Iulia llego ya casi de noche y entre que busco habitación y me ducho no me da tiempo de ver la ciudadela con luz, pero sí puedo entrar en el convento y quedarme asombrado con sus frescos mientras dos monjes cantan la misa.

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