Cruzando Italia

Origen: Nápoles (8:55h)           
Destino: Bari/Igoumenitsa (18:35h)
Km: 357.9         Tiempo: 7:45     Consumo: 5.1 l/100Km
Alojamiento: Ferry 181 EUR

Llueve. La previsión ya daba un 80% de probabilidad de lluvia y esta vez ha acertado. Mira que me he puesto en marcha veces lloviendo, pero hoy me cuesta. Aún así, la idea es llegar a Brindisi hoy para pillar el ferry nocturno a Igoumenitsa; los diurnos son más rápidos, pero pierdes todo el día navegando y nocturno no hay todos los días.

Hablando con Martino que es de la zona, me ha recomendado dos paradas por el camino: el Laghi di Monticchio y Matera. Así que con todo cargado y la ruta planificada me pongo en marcha. La idea es pillar autopista para salir de Nápoles, no quiero que me pase como ayer y tardar una hora en salir de la ciudad. Pero el GPS no está muy de acuerdo y cuando dejo la autopista empieza a meterme por el centro de mil pueblitos pegados a Nápoles. Al menos no llueve!

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Por fin estoy en una carretera bonita, curvas, no hay casi trafico, aunque algo bacheada, cuando de golpe los carabinieri fuerzan un desvio: carretera cortada! Están reconstruyendo un puente, así que tomo el desvío por una carretera menor hasta que unas nuevas señales me indican que la carretera está cortada; una riada se ha llevado el puente y esta vez toca deshacer bastante camino. Según el mapa hay un camino que se adentra en unos huertos y se ven roderas de coche, ¿habrá paso alternativo? Sí! Hay que vadear un riachuelo pero nada complicado y me ahorra algo más de media hora de vuelta. De nuevo en la carretera y tercer puente caído! Sólo se ha comido la mitad y parece que por el otro podría pasar, pero después de la noticia de ayer, esta vez si me toca dar media vuelta.

Con tanta carretera cortada, el tiempo empieza a apretar y la tormenta que iba esquivando se me echa encima. Aprovecho para parar y picar algo y mirar de acortar la ruta hacía el lago, que el GPS a veces me da muchas vueltas por entender que girar en cada esquina de un pueblito son “más curvas”. Es una lástima que el tiempo no acompañe porque el lago bien vale una parada pero la lluvia vuelve a apretar y hay que hacer marcha.

Mientras cargo gasolina me da por comprobar el horario del ferry y suerte que lo hago! Ya no quedan plazas desde Brindisi. De Bari sale uno a las 19h y a las 23h hay dos a Durres (Albania). Listo! Directo a Bari; si llego a tiempo voy a Grecia y si no a Albania, las dos opciones me permiten dormir mañana en Meteora.

Llego por los pelos; soy el último en embarcar. Con las prisas no me he pillado ropa seca de la bolsa, sólo el portátil y lo que me quedaba de picar para la cena. No quedan butacas numeradas y el espacio común esta atestado de gente con lo que a la que ofrecen upgrades a camarotes privados no lo dudo: por 100€ (una pasta!) me puedo quitar la ropa apestosa y húmeda de todo el día en moto, darme una ducha y descansar en una cama. Mañana me despertaré en Grecia

Pompeya

Origen: Nápoles (10:45h)           
Destino: Nápoles (20:10h)
Km: 106.4         Tiempo: 3:50     Consumo: 6.3 l/100Km
Alojamiento: La Dimora 37,5 EUR

Nápoles se me ha quedado pendiente. No es que de entrada crea que tiene mucho que ver, pero almenos dar una vuelta por el barrio español y ver un par de paradas del metro. Pero no, no ha dado tiempo. Bueno, la he visto en la moto y no sólo los 30 minutos que tarde ayer en encontrar si no que hoy me ha costado dos horas salir de Nápoles y llegar a Pompeya. Italia en general, y Nápoles en particular, tienen fama de ser un caos con el transito y es cierto, lo son, pero todo depende de dónde hayas circulado antes. Nápoles está mayormente adoquinada, con algunos agujeros en medio de calzada, con calles angostas y reviradas de donde de repente aparece una scooter sin casco en contra dirección. En algunos aspectos me ha recordado a Lima, aunque no ha conseguido desbancarla en mi ranking sitios con peor tráfico donde he circulado. Y es que en Nápoles, si vas en moto, se cicula fácil: sólo has de estar atento y dejarte llevar pero el resto saben que estás ahí y te respetan.

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La Nápoles que he visto sobre la moto me ha encantado. Me ha sacado una sonrisa canalla y buscavidas. Tiene esa decandencia tan encantadora para el viajero y supongo que tan atormentadora para elresidente. En parte me ha recordado a la imagen que tengo de la Barceloneta o el Cabañal de hace veinte años, incluso en algun momento me ha parecido estar en La Habana vieja, pero las dos horas para hacer los apenas 30Km que separan el B&B donde me hospedo de las ruinas de Pompeya claramente me han llevado a esa Lima de la que te costaba medio día salir conduciendo.

La entrada son 15€ y si la compras por internet el día antes te ahorras la cola. También puedes comparla en los restuarantes que hay en la entrada por 2€ más. Dejo la moto en el paking del camping que hay en la puerta (5€) y me dispongo a pasar un par de horas visitando las ruinas. He dicho dos? Al final el recorrido han sido casi cinco horas! Y eso que no lo he hecho entero y hay estancias que cierran por la tarde. Es enorme y muy impactante, no sólo por la típica imagen de los cuerpos sublimados si no porque es fácil imaginarse paseando por esas calles hace dos mil años. Es increíble la calidad de sus mosaicos, el detalle de sus esculturas o lo avanzado de su tecnologia. Qué pasó en los 10 siglos de edad media para haber tal retroceso en artes y ciencia?

Visto Pompeya y habiendo escapado de la tormenta sólo con cuatro gotas, decido subir al Vesubio antes que ver Nápoles, pero esta vez pago los 2,10€ de la autopista y en menos de 15 minutos estoy subiendo por una carretera de curvas preciosa toda para mi. La vegetación es abundante, aunque hay restos de algun incendio reciente. Es un espectaculo de carretera: a la derecha el cono del volcan presidiendo imponente, a la izquierda el Golfo de Nápoles con Capri a lo lejos. A la boca sólo se puede llegar caminando, pero cuando llego ya esta cerrado el acceso así que despues de investigar la antigua estación del funicular me voy para Nápoles a ver si por fin puedo cenar una auténtica pizza fuera de los restaurantes cutres para guiris en los que no he tenido otra opción que ir cayendo hasta ahora. La pizza más famosa es la «Da Michele» pero está cerrado y acabo en D’Angeli con lo que hasta ahora puede que sea la mejor pizza que he probado nunca.

Nápoles

Origen: Roma (8:55h)           
Destino: Nápoles (19:25h)
Km: 358.1         Tiempo: 7:19     Consumo: 5.2 l/100Km
Alojamiento: La Dimora 37,5 EUR

Aunque el plan era estar 3 días en Roma, con el fin de semana he tenido suficiente para hacerme la idea de que quiero volver y dedicarle más tiempo. Eso sí, cuando no haga taaaaanto calor como estos días. Con Paraguaçu cargada, voy a dar una vuelta por la ciudad antes de salir; no es justo que ella me traiga hasta aquí y no vea el Coliseo.

La primera opción para ir hacía Nápoles era seguir la costa, pero jugando con el GPS vi que en el centro está el parque nacional Monti Simbruini y parecía que había un paso por pista sencillito que lo atraviesa. Por buen y revirado asfalto se llega a Camerata Nuova, pasando por mil pueblos colgados en las montañas y con un castillo en la cima. De ahí, el GPS me da tres opciones para cruzar el parque, así que pruebo la primera.

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Después de dos cientos metros asfaltados, comienza la arenilla para luego pasar a piedra suelta. Es una pista ancha, pero el piso es complicado y estoy oxidado en esto de ir fuera de lo negro. Paso un par de subidas y el terreno mejora a la vez que se hace más plano; voy bordeando el lecho de un rio seco, a resguardo del sol que me da un frondoso bosque, y es ahí, cuando más fácil y bonito era todo, cuando ya estaba sobre la mitad del recorrido, que una cama de rocas se planta delante de mi. Hay que cruzar el lecho del rio y son todo rocas grandes sueltas, nada excepcionalmente difícil si no fuera por que el camino al otro lado del rio está igual que el lecho de éste: una trialera que 100km menos en Paraguaçu sería muy divertida de subir, pero que dadas las circunstancias, mejor dar la vuelta y probar otras alternativas. 

Después de volver sobre mis pasos, tomo una larga subida de piedra que me lleva a una gran planicie al final de la cual hay un bosque.  Un camino se adentra en el bosque y el otro sigue la pista por la que voy. A lo lejos se ve la polvadera de un coche, así que seguiremos por este con el firme convencimiento de que si pasa un coche, paso yo! Pero el coche se detiene delante de unas vacas: son los ganaderos. Me comentan que la pista baja hacía el lecho del rio seco con el que me he topado antes y no se les ve muy convencidos de que pueda pasar con la moto. 

A la tercera va la vencida! Así que media vuelta, me voy por el bosque! El camino es mucho mas suave, ya no hay piedra suelta si no tierra firme. Hay árboles talados a los bordes, con lo que seguro pasa algún vehículo a recogerlos y, si él pasa, paso yo! De repente los árboles talados desaparecen y el camino se convierte en una trialera imposible. Pues no, no fue la vencida. Unos metros atrás salía un camino que no me aparece en el GPS, podría investigar pero son casi las 16h y he de estar en Nápoles en 3 horas que cierra el check-in del B&B que he reservado. La opción es volver a buscar carretera y seguir por la SR82 rumbo Sora, Cassino y Nápoles. 

Vacaciones en Roma

Si podéis, no hagáis el primo como yo y venid a Roma fuera de temporada! Aunque eso no sé si será posible! Creo que Roma tiene más turistas que restos históricos si cabe y es casi imposible hacer una foto sin mil cabezas a uno de sus monumentos, casi más difícil que en China!

Paraguaçu se quedó en la calle las tres noches que he estado en Roma y si bien la idea era moverla un poco para no ser tan tentadora, nadie le hizo ni caso. Bueno, yo le iba dando una mirada desde la ventana cuando abría los ojos u oía un ruido fuera de lo normal. Para moverme por Roma, además del metro y caminar mucho, opté por eCooltra. En Barcelona uso mucho todas estas apps de moto-sharing y eCooltra está en más ciudades y te sirve la misma cuenta. Tiene el mismo precio que en Barcelona [0,24€/min] y por el centro son difíciles de encontrar, supongo que las restricciones de paso impuestas en verano influyen, pero te permiten moverte rápido y descubrir otros ángulos de la ciudad. 

Turisteo a parte, aproveché para comprarme unas mallas en la tienda Dainese; no aguanté ni 3 horas con las rodilleras nuevas por el roce detrás de la rodilla. Si te van las motos, tienen un pequeño “museo” con monos de MotoGP que han sufrido alguna caída, uno de los moldes da la cabeza de Valentino que AGV usa para crearle el casco y fotos de pilotos, especialmente de Valentino y Barry Sheene.

Todos los caminos conducen a Roma

Origen: Tuscania (8:50h)           
Destino: Roma (16:45h)
Km: 206.8         Tiempo: 4:38     Consumo: 5.1 l/100Km
Alojamiento: Casa Eulàlia

Da lo mismo cuantas veces haya cargado la moto y los kilómetros que haya hecho, los primeros días siempre me toca reajustar el equipaje y hoy no iba a ser una excepción. Así, enfundado en los nuevos pantalones de enduro (que deberían ser más fresquitos) me tiro un par de horas recolocando cosas en las maletas para mirar de equilibrar peso. Con el primer toque a misa estoy listo para salir. La idea es dar un rodeo antes de llegar a Roma y aprovechar a ver todo aquello que en una escapada de fin de semana es más complicado de hacer. En concreto, la región de Viterbo llena de pueblos medievales.

El primer objetivo es Civita di Bagnoregio, bordeando el Lago di Bolsena. La ruta es por carreteras secundarias, con un asfalto bastante roto la mayoría de tiempo y algún tramo de grava a la orilla del lago. Con un calor sofocante llego a las escalinatas que llevan a la Civita. El parking es de pago, incluidas las motos: 1€/hora o 3€ todo el día. Mi idea no es cruzar toda la escalinata que lleva a la Civita, con verla des del parking me doy por satisfecho. No recordaba lo “duro” que es hacer turismo en agosto disfrazado con la ropa de moto!

La siguiente parada es el Castello Odescalchi pero de camino paso por Viterbo para cruzar su centro amurallado con la moto. Es medio día y ya he cumplido con todo lo que tenía en la agenda. Bordeando el Lago di Bracciano, al salir de una curva, me topo con la tipica estampa que uno espera de un restaurante italiano en el campo: una casona antigua, con unas mesas bajo un toldo en la entrada. Suelo comer algo al paso para no comprometer la tarde en moto, pero visto que no habra mucho más que rodar por hoy tocará probar el primer plato de pasta en Italia.

El calor aprieta y las rodilleras me están haciendo roce detrás de la pierna. Claramente necesito comprar las medias para llevar debajo pero mientras, decido acabar el día sin rodilleras. Por carreteras secundarias entro en Roma directo a casa de mi sobrina; esta bien tener sobrin@s repartidos por el mundo y con habitaciones libres! Una ducha, un par de intentos fallidos de dejar a Paraguaçu en un parking y directo al Coliseo! Ya sólo quedan dos!

De vuelta a la «carretera»

Origen: Barcelona (21:55h)           
Destino: Tuscania (20:59h +1)
Km: 47.0         Tiempo: 1:07     Consumo: 5.4 l/100Km
Alojamiento: Apartment Consalvi 45 EUR

Últimamente los viajes me salen más por casualidad que por plena voluntad. El viaje planeado para este año era Nepal en una Royal Enfield. Eso me permitía acercarme al objetivo de ver las 7 maravillas del mundo antes del 2020: aprovechando la escala veía el Coliseo y como primera parada en moto el plan era el Taj Mahal. Pero mis planes de viajes raramente se cumplen y con los nuevos cambios laborales se me hace imposible volar en noviembre a India como tenía planeado. Y, que improviso ahora? Si el objetivo es ver las 7 maravillas y me faltan las 3 más cercanas, pues vamos a Italia! Y es así como he embarcado rumbo a Roma pero amante de los “poyaque” como soy, vamos en búsqueda de algunas de las maravillas del mundo antiguo también así que de Italia saltaremos a Grecia y de Atenas a Turquía! Y la vuelta? Pues depende, pero me he comprado el mapa de Rumanía por si acaso! Empiezan seis semanas que me van a llevar lo más al este que he estado nunca en moto!

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Sobre las 22h estoy en el muelle F3 para empezar el embarque. La hora limite son las 22:30, con lo que espero no esperar demasiado cosa que no se cumple. Las motos somos casi las últimas en embarcar y lo hacemos tocadas las 24h. Es el ferry más largo que he hecho nunca, unas 20h de trayecto, así que me he pillado butaca para tener donde descansar. No es muy cómoda, pero mejor que la clase turista de los aviones y junto con la moto en bodega y el descuento que los miércoles hace Grimaldi se queda en 137,50€. Hay opciones más caras, en camarotes compartidos y más baratas, sin butaca reservada, pero creo que de volver a hacer el viaje repetiría este setup.

Después de una noche regulera, donde los tapones y el antifaz son un must si quieres dormir un poco, decido explorar un poco el barco: enorme! Un par de restaurantes, otras tantas cafeterias, sala de juegos, gimnasio y spa y una micropiscina en la cubierta superior bordeada por hamacas todas ocupadas. Mi consumo se reduce a un par de cafes (1,20€) ya que avisado por los comentarios que dicen que la comida es como las areas de servicio: cara y de calidad justita, me he pasado por el super antes de embarcar y me he regalado una cuña de gorgonzola, una botellita de garnacha  y algo de fruta para el desayuno. 

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Son las 19:30 que llegamos a Civitaveccia. Hasta Roma hay una horita aproximadamente, pero prefiero tomarme un día para llegar y aprovechar y ver Civita di Bagnoregio y el Castello Odescalchi de camino, con lo que la idea es dormir en Marta, a los pies del lago di Bolsena y mañana dedicar el día para dar un rodeo hasta Roma. Finalmente, después de consultar apps de reserva, acabo pillando un apartamento en Tuscania, un pueblito agradable que ademas está en fiestas!