Enduropark

Curso: 225€          
Alojamiento: 66€ (2 noches en cabaña compartida)
Pensión completa: 65€ (2 cenas, 2 desayunos, 1 comida)
Web: http://www.enduropark.es

En esto de ir en moto todo el mundo es algo autodidacta: en la autoescuela te enseñan lo justo para aprobar, y más en mi época que sólo había el circuito de los conos, y luego vas aprendiendo en base a ver rodar otra gente y a tu propia experiencia y caídas. Pero yo, que soy algo cagón, me ha gustado pagar un curso impartido por profesionales y que me enseñen algún truco y me corrijan alguno de los muchos vicios que haces por intuición. Tanto es así que cuando tenia la GSX-R me apunté con la gente de MotoZK a rodar en Cheste en lugar de hacerme unas tandas por mi cuenta. Te ponen unos conos que te marcan la trazada ideal, donde frenar y donde acelerar; te dan consejos de como moverte y posicionarte en la moto y tus tiempos al finalizar el día son notablemente mejores que los primeros de las primeras vueltas. En Lima, y pensando en prepararme para hacer Sudamérica con la Scrambler, hice un curso de enduro con la gente de Enduro Perú. Fue una experiencia totalmente diferente: ellos te lo ponen todo, moto, protecciones y paciencia, mucha paciencia, y te tiran al desierto del sur de Lima – sí, de donde sale el Dakar 2018 – y empiezas a “trepar cerros” por los que no te atreverías a subir andando y a meterte en la arena para llegar a alguna duna. Acabé molido, pero me lo pasé en grande! Desde que volví de Sudamérica tengo claro que donde me divierto más en moto es saliendo del asfalto; con lo mal que lo pasé en la 40 norte argentina y ahora voy buscando esas carreteras como loco. Eso sí, la caída de Bolivia me quitó confianza en ese terreno y aunque sigo buscándolo quería hacer un curso que me diera un poco de confianza offroad, por que al final, todo es cuestión de confianza.

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No tengo números, pero apostaría que las maxitrail deben ser la gama más vendida hoy en día en motos grandes y la proliferación de viajeros en redes sociales que se aventuran por rutas poco transitadas hace que todos los que tenemos una como la de ellos queramos probar ese sueño de meternos por caminos nunca antes pisados. El mercado para todos estos soñadores, con un poder económico relativamente cómodo, está en pleno auge y abundan las empresas que tan pronto te organizan un viaje a las dunas marroquíes como un curso de iniciación al “enduro” con tu maxitrail. De los que encontré por internet, habían dos que me daban más confianza y quedaban relativamente cerca de casa. Al final, por fechas, me quedé con la opción de EnduroPark Spain, curiosamente les había contactado ya antes de irme a Perú, cuando planeaba hacer Nordkapp con la Explorer.

El curso es de día y medio: todo el sábado y el domingo hasta el medio día. Empieza pronto, a las 9:00 y acabas cuando se va el sol, lo que significa que si lo haces en verano tendrás un rato más de moto. Medía mañana del sábado se te va ajustando la moto: subiendo la palanca de cambio y de freno para que sean accesibles cuando vas de pie, ajustando el manillar para que la posición no sea forzada cuando vas de pie, quitando los espejos para que no se rompan en una de las muchas caídas que te esperan ese día y bajando la presión de las ruedas para que absorban mejor las irregularidades del terreno. Con la moto a punto entras al circuito, donde practicas con el equilibrio y la distribución de pesos tanto para girar como para optimizar la frenada, algo de derrape de rueda trasera para encarar la siguiente curva y las primeras subidas y bajadas. Para acabar el día y apurando los últimos rayos de sol sales del circuito para hacer una ruta por las montañas próximas. El nivel del grupo es bastante parejo, pero de ser necesario hay un par de instructores que permiten partir el grupo y adaptar la ruta según las capacidades de cada uno.

El domingo volvemos al circuito y después de unas vueltas suaves de calentamiento, nos metemos de lleno en la zona de obstáculos más complicada: paso de troncos, giros contraperaltados, paso por tablones estrechos – cómo el que me caí en Perú -,doubbies” para acabar esta primera tanda en la bajada fuerte y la subida igual de pronunciada, donde si entras con confianza puedes conseguir saltar un poco! Recuerdo esos años en el arenal, con la CRM75 saltando ribazos y lo que me impresionó hacerlo ahora con Paraguaçu! Después de los saltos pasamos a la parte final del curso, la parte más complicada: la arena, la grava y el lecho de un rio y como todo, al final es cuestión de práctica para conseguir no irte al suelo y atravesar los obstáculos sin mayor problema que algo de tensión. Para cerrar el día, una nueva ruta, en general algo más sencilla que la del día anterior aunque con algunos tramos más exigentes.

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Como balance general del curso, salí bastante contento de las practicas y rutas realizadas: es un buen lugar para aprender, practicar y caerte con la tranquilidad que tienes gente a tu lado para ayudarte si te metes en líos. Me hubiera gustado algo más de teoría de por que se hacen las cosas o incluso algún consejo más de como enfrentarte a algunas situaciones: se nota que Roc domina, pero no sabe transmitir su conocimiento, ademas que es todo un personaje al que de vez en cuando es mejor no escucharle. De la parte logística del curso salí bastante desilusionado. El curso vale lo mismo que el resto de cursos que encuentras por internet pero, como en el resto, has de sumarle la estancia y la comida, y es aquí donde lo que pagas no esta acorde para nada con lo que recibes. Cómo llegas nuevo, sin conocer al resto de participantes, te apuntas a la pensión completa que te ofrecen, es lo que hace todo el mundo y es más práctico y sirve para hacer grupo, pero si echas cuentas te sientes algo estafado. En una época donde todos los cursos valen lo mismo e imparten exactamente las mismas enseñanzas, estos detalles son los que te van a hacer decidir entre uno y otro y a falta de conocer los otros, este no sería el que volvería a contratar.

Por cierto, por segunda vez en este blog, las fotos no son mías si no de Adrian, el fotografo del curso. Vale 30€ el reportaje fotografico, pero vale mucho la pena.

Enduro por Perú

Mi experiencia offroad se reduce a cuando me iba con la CRM 75 por el arenal o las pistas que hay alrededor de Puebla de Arenoso, y de eso hace más de 20 años! Con la Tiger volví a descubrir que lo divertido está más allá de lo negro, así que ante la perspectiva de un nuevo viaje y con la intención de hacer el máximo de kilómetros posibles fuera del asfalto, necesitaba pillar más soltura en este terreno. Por grupos de Facebook encontré un pata que ofrecía clases de enduro en San Bartolo, a una horita al sur de Lima. Por S./350 lo incluye todo: moto, equipo y profe. Son 4:30h de clase personalizadas según tu nivel.

Quedamos a las 9:00 am en San Bartolo y tras un desayuno rápido fuimos al parking de Scocpur a disfrazarme de endurista. Menuda tienen montado ahí! Un solar cerrado donde la gente puede dejar sus coches, recoger la moto, tirarse al monte y volver a con la tranquilidad de que todo estará en regla. Ya protegido y con la moto al lado, una Husqvarna 350, empezamos repasando algo de teoría sobre posición, reparto de pesos, geometrías, bla bla bla…. Al lío!!! Arranco la moto, brum brum! Pongo primera, brum brum! Suelto embrague, brum brum! Y se me cala! ¬¬

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Finalmente consigo ponerme en marcha, unas subidas, unas bajadas, unos giros… y hacía los cerros!! Por cierto, que difícil es cambiar de marcha con esas botas!! Una vez en los cerros, disfruto como un enano subiendo y bajando pendientes por las que no me hubiese atrevido ni andando! Un descanso para hidratarnos un poco y descansar los músculos. La falta de costumbre de ir siempre de pie en la moto, junto con la tensión de la falta de práctica me tiene los cuadríceps molidos. Se me ocurre bajar de la moto para descansar y apenas soy capaz de mantenerme de pie. Y sólo llevamos 2 horas!! Claramente he de mejorar mi estado de forma.

Después de recuperar algo de fuerzas, nos metemos por una zona de arena. No llegan a ser dunas, pero para mi es como si estuviéramos en pleno desierto! Es una pasada notar como la arena va enterrando la rueda y la moto culea a la que abres gas! Eso si, mis piernas no aguantan más, no me puedo mantener de pie y apenas tengo fuerzas para mantener la moto en su lugar, no queda otra que retirarse antes de tiempo. En resumen, una mañana agotadora, pero altamente gratificante! Me voy a casa con una sonrisa de oreja a oreja y unas agujetas que me van a impedir subir escaleras durante toda la semana!