Con la vista ocasional del mar, llegas a Patilvica, dónde, en un cruce que no esperarías, está el desvío que te llevará a la ruta 3 que atraviesa el Perú por la sierra central. El paisaje cambia totalmente, carretera de curvas largas con la sierra al frente y vegetación a los lados. Después de repostar en Tunan (un sol por galón más barato que en Lima, pero pago solo en efectivo), la carretera se va haciendo cada vez más divertida. Las curvas se entrelazan y sumado al buen asfalto y poco tráfico que encuentro dan ganas de subir el ritmo, solo me frena las ruedas de tacos que le puse en Lima en previsión de las carreteras sin asfaltar que encontraré por la sierra si las lluvias me lo permiten. Con esto ya pasan de la 13h y empieza a haber hambre, así que al pasar por Chasquitambo, que parece un pueblo grande, aprovecho a comer un estofado de chancho y un helado de postre. 24 soles!!! Que he roto???
Las previsiones y el cielo amenazan lluvia, así que maldiciendo la clavada que me acaban de meter por comer retomo la marcha. Me quedan unos 150 km que el optimista del gps me dice que serán sobre una hora y media. Pero al salir del pueblo la carretera empeora considerablemente por los restos de unos derrumbes que hubieron dos días antes. Además empieza a chispear y la temperatura empieza a bajar. Paro a cambiarme los guantes y subirme todas las cremalleras y me doy cuenta que la altura está ahí. En marcha no lo notaba, pero al bajar de la moto me noto mareado. Una densa niebla que no me deja ver si algún loco peruano esta adelantando sin haberme visto se apodera del tramo final del ascenso hasta el Conococha (4100 m) y hace bajar la temperatura hasta los 7°C. Salí de Lima con 20°C más, pero el traje y los puños calafectados hacen que sea fácil adaptarse a las nuevas condiciones. Lástima de las condiciones porque la carretera y las vistas son dignas de unas paradas para hacer unas fotos. Pasado el alto la niebla desaparece y con ella la lluvia, dejando a la vista parte de la laguna Conococha y el nacimiento del río Santa. Al fondo se intuye algún nevado de la cordillera blanca, pero las nubes no dejan verlo bien. El tramo que falta hasta Huaraz discurre siguiendo el río Santa, con paisajes espectaculares y una carretera por la que da gusto circular, aunque a 20 Km del destino la lluvia vuelve a aparecer con más insistencia.
Huaraz, cómo toda ciudad peruana, tiene su plaza de armas, muy mona ella. Información turística está justo ahí. Consigo una lista de hoteles y la recomendación de que me olvide de cruzar a Ecuador por La Balsa, que mejor vaya por la costa que en Cajamarca estan las cosas muy mal con las lluvias. Sin ánimo para mucho más, consigo habitación con cochera en el hotel El Tumi por S./105. Esperaba gastar menos, pero no tengo ganas de buscar más, es hora de una ducha caliente y ver las opciones de mañana.